lunes, 29 de agosto de 2011

Capitulo 44


Capitulo 44

-Oh, valla... perdón... - Dijo el mientras intentaba esquivar aquel incomodo silencio. - Esta es mi novia, Lucía. - Tras pronunciar esas palabras, mi cara se descompuso. No tenia cara de ser la novia de Samu, no pegaban ni con pegamento.
-Ah, pues... encantada. - Dije yo. - Soy Nora, vecina de Samu.
-Si, igualmente. - Dijo muy secamente esa tal chica.
-¿Y ya has vuelto de Francia? - Me preguntó Samu.
-Sí. Hoy mismo. Después de tres largos meses estudiando allí, por fin me he dignado a volver. Vane ya ha tenido al bebé...
-¿Ya? - Preguntó sorprendido.
-Sí...
-Bueno pues, dale recuerdos de mi parte.
-Está bien.
-Por cierto. - Volvió ha decir Samu. -¿Le diste la carta a Dani?
-Sí. La carta a sus manos ha llegado...
-Está bien. Muchas gracias Nora.
-No, no me las des.
-Bueno, nosotros ya nos vamos. - Dijo.
-Sí, yo también me tengo que marchar, he quedado.
-Está bien. Pasalo bien.
-Igualmente, y me alegro de verte, veros...
-Adiós.

Ese encuentro no me lo esperaba. Había pasado tanto tiempo desde que no veía su rostro, que me dejo perpleja totalmente. Y más cuándo me presentó a esa tal Lucía, su novia. Pero, espera. ¿Su novia? Pero por favor. Nunca pensé que Samu fuera a tener tan mal gusto.
Esos, eran mis pensamientos mientras seguía mi camino, eterno, por cierto. Tenía unas ganas de llegar ya a donde me había dicho Dani enormes. Necesitaba saber con que me sorprendería esa vez, y necesitaba besarle. Es como la droga, es adictivo, no puedo dejarle. Estos tres meses que le veía pero no podía acercarme a su piel, a sus labios, a él, han sido totalmente desquiciantes. Necesitaba sus labios como el aire. Le necesitaba. Pero ya está. Ya ha llegado la hora. Aunque también, la hora para hablar con él sobre el tema de Samu. Supongo que me preguntará, al fin y al cabo, son hermanos y yo he sido la persona que le he metido esa carta en su buzón.

Allí estaba. La dirección. Acababa de llegar. Hurgué en mi bolso hasta encontrar el colgante. Aquel posdáta no se me olvidaría.

-Oh, pensé que ya te habías olvidado de mí.. - Dijo alguien detrás de mi, mientras forcejeaba con aquel enganche.
-¿Quien diablos eres? - Me giré. - Oh, Dani. Eres tú. En ese caso... ¿Cómo crees que me puedo olvidar de tí? Es imposible, y creo que está comprobado.
-No, no del todo. Bueno... y dirás ¿Para que te he traído aquí? ¿A un hotel? He reservado una habitación... Sube. Habitación 455.
-¿Y tú? - Le pregunté.
-Yo ahora mismo subo. No te preocupes. Si no encuentras la habitación, pregunta a alguien. - Dijo dándome la tarjeta para entrar.

Llamé al ascensor,  despues de preguntarle a un hombre de aquel hotel que en que piso estaba la habitación.
La econtré. Abrí la puerta y pasé. Hice una revisión con la mirada. Me parecía todo tan increíble que ni siquiera me lo creía yo.
No era de ese tipo de citas románticas que hemos tenido. No. Era mucho mejor. Era como estar en el paraíso con el principe azul, mejor que el de cenicienta. Era todo perfecto. Demasiado.

-Valla, la has encontrado. - Acababa de entrar el principe.
-Claro! ¿Lo dudabas? - Le dije con aires de credibilidad.
-No sé. Lo que sí que se es que tengo una sorpresa para tí.
-¿Ah, si? ¿Y de que va esa sorpresa? - Dije yo sorprendida
-Empieza por esto. - Dijo sacando un ramo de flores. - Y termina por esto. - Dijo dándome un beso.
-Valla.. - Dije. - Me has dejado sin palabras.

Después de aquel momento, nos empezamos a besar, y a querernos como nunca. Sabiendo que a pesar de nuestros pros y nuestros contras, ese amor iba a poder con todos los muros y rivales que se interpusieran. Que a pesar de todo el sentimiento tiene un solo y simple signíficado, uno para cada persona, y el mio tenía nombre, nombre de felicidad, amor, incredibilidad. Ese nombre era Daniel. El hombre de mi vida, y de eso estaba mas que segura. Simplemente por los acontecimientos.
Esa noche dejó marca en nosotros. De nuevo, compartimos el mismo cuerpo. Lo hicimos, en la habitación del hotel y queriendonos como jamás lo habíamos echo.
Era derrochar amor, sudor, cariño, caricias, besos, susurros. Pero sobre todo, sobretodo derrochabamos sentimientos que nisiquiera el propio significado podría llegar a alcanzar todo lo que eso significa en nosotros.
Esa noche terminó con una llamada de teléfono. Una llamada de Susana. Necesitaban dormir. Yo lo comprendía, eran las cinco de la mañana y yo seguía en aquella habitación besando a Dani.

-Me tengo que marchar. Mañana te quiero ver, no puedo estar mas tiempo sin sentir tus labios. Lo necesito. - Dije a Dani.
-Claro que me verás. Siempre estaré en tu vida, por muy lejos que esté.
-Algo nos unirá siempre. El amor, no nos va a fallar. Lo sé.
-No nos ha fallado en todo este largo tiempo. No lo hará ahora.
-Te quiero, Dani.
-Y yo, Nora.

Me besó y bajé al parking de afuera del hotel, donde estaban Susana, Álvaro y Inés.
Cojimos el taxi con el que habían venido a recogerme ellos y nos llevó a mi casa. Bajamos, pagamos y entramos. Mis padres estaban acostados y no se escuchaba ni un minúsculo ruido. Nosotros intentamos inmitar a aquel cómodo silencio.
Lo conseguimos, cada uno se metió en su habitación: Álvaro y Susana y yo e Inés.
Abrimos las camas, y nos acostamos. Aunque no nos dormimos.

-Nora, ¿Tú crees en el amor? - Me preguntó de la nada Inés.
-¿Que si creo en el amor?
-Ajá.
-Sí, ¿Por qué no?
-Digo... como Pablo estaba coladito por tí y no le has correspondido... Y bueno, con Dani ha pasado igual..
-No! En absoluto... Yo al único hombre que quiero es a Dani. Por supuesto. Y jamás he cambiado ni cambiaré de opinión.
-Entonces,¿Siempre has querido al mismo? ¿A Dani?
-Sí, afortunadamente a veces y ocasionalmente desafortunadamente...
-¿Tu crees que os vais a casar y a formar una familia?
-Yo creo que eso es muy precipitado. Tan solo tengo 18 años y no puedo planearme de esa manera mi vida.
-Sí. Tienes razón. Bueno, durmamonos ya, estarás agotada. Buenas noches.
-Sí, buenas noches Inés.

Cerré mis parpádos y tardé apenas minutos en dormirme.
A la mañana siguiente, el molesto ruido del despertador atornillaba mis tímpanos. No me acordaba que Álvaro, Susana e Inés necesitaban recoger sus cosas para marcharse con sus familias.

-Nora, Nora! Despierta! - Era Inés. - Tenemos que marcharnos ya.
-Oh, si claro, ya voy, pero... ¿Qué hora es?
-Son las 8.
-Oh, sólo he dormido tres horas...
-No te quejes, que ahora podrás dormir más.
-Lo dudo...
-¡BUENOS DÍAS! - Abrió la puerta Susana.
-Oh, que ánimos! Demasiados... - Me quejé yo.
-Bueno, bueno, dos besitos, que nosotros ya nos vamos. Pasado mañana venimos a verte, ¿vale? Pásalo bien hasta entonces. - Dijo dandome dos besos y enredandome el pelo.
-Adiós...

Después de eso, les acompañé a la puerta, y se marcharon. Permanecía aún con los ojos molestos, en la puerta de mi casa.

-Madrugadora! - Era Dani.
-Oh... ¿Pero que haces tú aquí...? ¿Tan pronto? Quería dormir un ratito más!
-No puedes! Tenemos que ir a ver a Vane y Adri, y a Sara, ¡vamos! Arreglate, hoy sale Vane del hospital, y tenemos que acompañarles en el primer día de vida fuera de aquellas paredes de la bebé...
-¡Madre mia, no te quiero ver a tí como padre!
-Pues el día que sea, seré un buen padre.
-Oh, si, no lo dudo.
-Vamos, arreglate!

Me estaba metiendo prisas, a las 8 y diez de la mañana, atosigandome y diciendome que iba a ser un padre perfecto, pero, ¿Y qué? Me seguía encantando igual, y le seguía queriendo igual. A las 8, a las 10 o a las 12 de la mañana.
El amor es un sentimiento extremadamente loco e irremediablemente incontrolabre, y eso sentía yo por Dani; AMOR.








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5 comentarios:

  1. Me encantaaaaaa!!! :)
    y espero que pronto hagas el otro capitulo y no hagas esperar mucho, aunk como me dijistes tu! ``TODAS LAS COSAS LLEGAN´´! (LLLL)

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  2. me encanta pasate por el mio anda(:http://valerieunachicacomoyo.blogspot.com/

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  3. Genial me ha encantado :)Esta genial !

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