viernes, 15 de julio de 2011

Capitulo 34.


Hola!
Bueno, lo único que quiero decir, es que este capitulo esta dedicado a aquellas personas que me dijeron que se lo dedicase, y a todas las que siguen día a día la historia.
Y decir, que ya e vuelto! Que ya estoy aquí y vengo llena de imaginación!
Besazos!

Capitulo 34:
-Mira.- Me dijo Susana abriendo el mapa. - A lo mejor es un poco complicado, pero intentaré explicartelo lo
mejor que pueda!
-Sí. Perfecto.
-A ver. Primero, tienes que ir a esta calle, luego girar a la derecha... - Susana comenzó su explicación. Aun
que detalladamente, no. - ¿Te ha quedado claro? - Me preguntó.
-Eh.. Si. Algo claro me ha quedado. - Dije yo confusa. - Pero mejor, dime la calle, y yo ya preguntaré.
-Jajajajajajajajajajajajajajajajaja! - Susana se empezó a reír a carcajada limpia.
-¿Que pasa? - Dije yo muy seria.
-No existen calles. Ni nada de eso. Solamente tienes que salir por la puerta de este edificio y ir al de
enfrente. Apartamento número 203.
-¿Me has estado tomando el pelo durante este rato? ¿Y yo aquí esperando una explicación? De verdad. -
Dije sarcásticamente.
-Anda. - Dijo entre carcajada y carcajada. - Ve, y mucha suerte.
-Gracias. - Dije yo con una sonrisa.
Abrí la puerta salí a aquel portal. El suelo era de moqueta roja y las paredes eran amarillas y verdes. Si.
Totalmente una horterada. Había muchos pisos y yo iba mirando uno a uno, aún sabiendo que tendría que
salir a otro edificio para verle. A él. Al hombre de mi vida.
Torcí un par de pasillos que había atravesado antes, y comencé a bajar escaleras. Allí estaba la ansiada
puerta.
Empecé a correr. Abrí la puerta y fuí corriendo hacia el edificio que me dijo Susana.
Crucé el paso de peatones que adornaba aquella calle, a parte de controlar el tráfico y el desorden. Tenia
una elegancia peculiar. Era preciosa, me hacía sentir como una niña en su cuento de hadas. Y mi intuición
decía que este cuento de hadas acababa de empezar.
Cruzaba el paso de peatones, cuándo una mujer me golpeó en el hombro. Llevaba de la mano a una niña
pequeña. Iba para el sentido contrario que yo, pero no me dí cuenta de quien eran. Me giré. ¡Eran la mujer y
la niña que vinieron conmigo en el viaje! Eché a correr detrás de ellas.
-Eh! - Grité finalmente. Ellas dos se giraron.
-¿Otra vez tú? ¿Que es lo que quieres? - Me dijo la señora. Miré a la niña y ella apenas parpadeba. Solo me
miraba. Extrañada.- Es que, antes, cuándo ya se iban... se le ha calló la pulsera a la pequeña y quería
darselo... - Dije sin parar de mirar a la pequeña. Toma. - Dije después de rebuscar en mi bolsillo.
-¡Mira mamá! Esta chica me ha dado la pulsera que me regaló Dani.
-¿Dani? - Dije yo extrañada.
-Sí. Mi hermano. Ya te lo dije que veniamos a verle.
-¿Y como es su nombre completo? - Dije yo.
-¿Por qué quieres saberlo señorita? Seguro que no le conoces. - Dijo la señora. - Vamonos Ainoa. -
Comenzaron a caminar y me armé de valor y grité.
-¿DANIEL GÓMEZ? - La señora paró bruscamente. Se giró.
-¿Que pasa con él? - Preguntó mientras se acercaba a donde yo me encontraba.
-¿Asi es como se llama su hijo? - Pregunté tras tragar saliva.
-Sí. Asi es. - Dijo ella fríamente.
De nuevo, cogió a la niña y empezaron a caminar. No ví más. Porque algo me paralizó. Algo me agarró la mano
y parecía que lo estaba haciendo tan fuerte que a mi cuerpo no le daba tiempo de que circulase la sangre
por ella.
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Sentía como esa sensación subía por mi brazo hasta llegar al hombro y impulsarlo para que mi
cuerpo se girase. Pero antes, me apartó el pelo, y después me susurró al oido "Felicidades"
Me quedé sin habla. Sólo le miraba. Sólo pestañeaba. No me lo podía creer. Tras tanto tiempo, ahí estaba.
Él, Daniel Gómez. El hombre de mi vida y el único que querré con todo mi corazón.
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-Yo, yo, yo.... - Dije sin poder arrancar.
-¿Tú? ¿Tú qué? - Dijo el con la sonrisa que siempre me encantó de él.
-Yo... ¡DIOS MIO! ¡DANI! ¡DANI! - Me abalancé sobre él. Le dí un abrazo tan enormemente grande que quería que se parase el mundo en ese momento para que todo lo demas diera igual.
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-Bueno. Me puedes soltar si quieres y te invito a mi casa. Y me explicas que haces tú aquí... porque menuda
sorpresa me he llevado cuándo me he llevado cuándo me he asomado al valcón y te e visto hablando con...
ellas...
-Eh, si claro. Subimos y te explico todo.
-Pues... pase señorita...
Nos quedamos en silencio. Hasta que llegamos al portal.
-Y... - Se dignó a preguntar él. - ¿has visto mi video?
-Claro! Claro que lo he visto. Antes de venirme para acá... Muchas gracias Dani... No me lo esperaba.
-Muchas de nada tonta. - Pulsó al botón del ascensor. - Y bueno. ¿Tú que piensas...?
-Dani. Creo que antes que te diga lo que pienso o lo que siento, tenemos que hablar de otros temas.
-Sí. Estoy contigo... - Contestó él.
Ahora me tocaba contarle lo de Samu, que era su hermano. Preguntar si esa mujer y esa niña eran su
familia y muchas más cosas que tenía que hablar con él. Y como soy tan imbécil, lo más importante, lo dejé
para lo último. Por lo que realmente iba a ese país, es lo último que hago. ¿Que narices estoy haciendo?
Dije de no desaprovechar ni un segundo con Dani. Entonces... ¿Por qué lo hago?
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