jueves, 28 de julio de 2011

Capitulo 40


Capitulo 40:
-Creo que deberías de haberlo echo. - Dije sin perder mi postura.
-Con eso quieres decir que te olvide, ¿no?
-Creo que lo vas piyando. Me voy, que tengo clases. - Fuí a la puerta del baño de las señoras. Per él me cogió del brazo y me acercó a él, después mis labios contactaron con los suyos. Me besó. Pero yo no apoyaba ese beso. Me quité y le metí una bofetada. - Dani, joder, ya te lo he dicho esta mañana. Todo esto a terminado. ¡YA! Pueden que hayas sido una de las cosas más importantes de mi vida, pero de verdad, todo a acabado. No quiero volver a sufrir ni por ti, ni por nadie. Lo siento Dani.
Terminó aquel estúpido día. No fue el mejor, sinceramente. Esa noche, no llamé a Pablo. No me apetecía salir por ahí. Pasaron varias semanas y me había convertido en una chica totalmente cerrada. No compartía ninguna de mis vivencias con nadie, ni siquiera con mis compañeros de piso, ya que ellos estaban bastante unidos de nuevo. Pero sólo como amigos.
La verdad es que no estaba muy cómoda en el tiempo que llevaba allí en Francia. Veía diariamente salir a la misma hora que yo a Dani de su portal, y siempre se me creaba el nudo en la garganta. Pero cada vez, se convertía más pequeño.
No sabía y creo que nunca sabré describir los sentimientos que recorrían al ver a Dani por aquellos tiempos.
Hacía mucho tiempo que no recordaba la mayoria de los momentos que vivimos. Tampoco quería recordarlos. Había pasado ya tiempo desde que no nos dirigiamos la palabra. Nos mirabamos, por lo menos yo. No podía evitar echarle alguna que otra mirada cuándo salía de su portal a la vez que yo. Aunque ya hacía algún tiempo que no coincidiamos. Marta también le hacía una revisión, pero prefería que se la hiciera y que se quedara con ella.
Susana y Álvaro aún seguían diciendo que ellos pensaban que yo exageraba. El gesto de que se hubiera acostado con una chica en cuatro meses, no significaba que me hubiese olvidado, ni mucho menos. Podía ser que tubieran razón, pero sinceramente, no quería arrepentirme de aquello, entonces jamás me arrepentí ni un segundo.
Habían pasado ya 3 meses y medio desde mi llegada a Francia. Estaba sentada en el sofá con un cuenco de palomitas viendo una película de amor. Con un paquete de clinex a mi lado, y con cientos tirados a mi alrededor. En ese momento, mi teléfono empezó a vibrar. Miré a la pantalla y no conocía el número, pero parecía proceder de España.
-¿Sí?
-¡NORA! - Esa voz que resonó trás el teléfono me resultaba muy familiar.
-¿Quién eres?
-¿No me conoces? Joder tía...
-¿Vane? ¡VANE!
-Siiiii! ¡Soy yo!
-Dios mio, hacía meses que no escuchaba tu voz. ¿Qué tal todo? ¿Y tú tripa? ¿Y Adri? ¿Me quieres contestar?
-Jajajaja - Rió. - Todo genial. Mi tripa ya se nota bastante.
-¿Cómo la vas a llamar?
-Aún no lo sé, pero creo que la llamaré Sara.
-Oh, bonito nombre. ¿Y Adri?
-Adri está en casa.
-¿En casa?
-Sí! Ha sacado buen trabajo a la hamburguesería y nos ha comprado una casa. Ami y a nuestra bebé.
-Ohhhh. Que dulce.
-¿Y tú con Dani?
-Yo... con Dani...
-¿Tú...?
-No me hablo con él. Bueno, de echo, hace ya un tiempo que no le veo.
-¿Qué ha pasado?
-NORA, NORA! - De repente Susana entró por el piso. - Me han dicho que Dani se ha ido de la academia. Ha dejado de estudiar y se ha ido a otra ciudad de Francia a buscar trabajo.
-Vane... ya hablamos ¿vale?
-Claro. Llámame a mi teléfono de siempre.
-Sí. Hasta luego.
-Adiós. - Me iba alejando el teléfono cuándo empecé a oír voces de nuevo.
-Nora, Nora!
-¿Qué, qué quieres?
-Que... te quiero....
-Y yo! Yo también te quiero!
-No lo olvides. Siempre unidas..
-Claro!
-Adiós.
-Adiós.
Pulsé la tecla de colgar.
-¿A que viene tanto jaleo? - Le pregunté a Susana.
-Álvaro se va al piso de enfrente, con Fernando.
-¿Por qué?
-¡POR QUE VIENE MI HERMANA!
-¿Qué?
-Hola! - Dijo una chica morena con el pelo rizado y ojos oscuros.
-Se llama Inés, y tiene un año menos que yo.
-Ah, encantada. - Dije empujando los clinex debajo del sofá y levantandome. - Yo soy Nora. - Dije estrechándole la mano.
-Hay, ya lo sabe tonta. - Dijo Susana bajandomela.
-Ven, te enseño tu habitación. - Dijo abriendo nuestra habitación. - Acomoda todo.
-Claro. - Dijo Inés. Después, Susana cerró la puerta.
-Espera! - Dijo Inés abriendola.
-¿Sí?
-Cuál es mi cama?
-La de la derecha
-Vale, perfecto. Me encanta hermanita, muchas gracias!
-Esto... Susana... ¿Podemos hablar?
-Claro... - Dijo mientras yo la trasladaba a la cocina cogida del brazo - Dime
-Esa habitación era la nuestra...
-Ya... pero si mi hermana se va a quedar solo este curso.
-Susana, esa habitación era NUESTRA, no de tú hermana y mía.
-Vamos, pero si ella no estorba.
-Ah, claro. Pero tú te cojes la habitación independiente, ¿no?
-Voy a extrañar a Álvaro mucho...
-No tienes morro ni nada. - Después de decir esa frase, Susana me empezó a hacer pucheros.
-Por favor. Sólo esta semana, la siguiente duermo yo con ella. Además, mi hermana es muy simpática.
-Lo sé, si me ha parecido muy simpática, pero ese no es el problema...
-Anda, ten, toma tu bolso y.... - En ese momento sacó su monedero y empezó a buscar algo. Sacó un billete de 50 € y me empezó a empujar hasta la puerta principal de la asa. -... ten, toma. Comprate algo. Sobre todo un pijama, por que hija, menudo tenias encima de mi cama.
En ese momento, cerró la puerta y me quedé sola en el reyano. Oyendo como la hermana de Susana, Inés, tenía dos dedos de frente, no como su hermana.
Inés: Susana, yo creo que debería de dormir yo en la habitación a parte. Lo mismo tu amiga no quiere que esté entre sus cosas.
Susana: Que va, si seguro que no la importa.
-¿Que no me importa? Serás... - Dije apartandome de la puerta.
-Hola Nora... - Me giré.
-¿Que haces aquí? - Le dije.
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