jueves, 23 de junio de 2011

Capitulo 25.


Capitulo 25.
Entramos y fuimos a preguntar a la recepción sobre el vuelo.
-Lo siento. Los pasajeros están montandose ahora mismo en sus asientos.
-¿¡Qué!? - No me lo podía creer. Empecé a correr hacia la cristalera que comunicaba el aeropuerto con la pista. Y allí estaba, el avión. Y ahí estaba subiendose él. Pero estaba sin su novia. Iba solo, con su chaquetade cuero, aunque hacia un insoportable calor. Subia las escaleras aceleradamente... De repente, se quedó quieto, a punto de entrar dentro. Miró a la cristalera y vió que estaba yo.
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Oí como hablaba con el guardia que estaba en la puerta de la entrada del avión pidiendole por favor que dejara que saliera. Pero por el gesto que hizo sacudiendo la cabeza, todas mis ilusiones de poder abrazarle por última vez, se perdieron. De nuevo, él me miró, y hizo un corazón con las manos.
Las lágrimas invadian el lustre de mi cara.
-Lo... lo siento. Si hubieramos venido 5 minutos antes, le hubieras visto.
-Lo sé.
-Nora... te tengo que dar una cosa que me pidió Dani que lo hiciera en el caso que no vinieras a despedirte de él.
-¿Él lo sabia?
-De sobra.
-¿Y tú?
-Más aún.
-Am.. está bien, damelo.
Ensanchó la mano. Tenía los dos colgantes. El de Dani, y el mio. Mi cara se transformó. Se descompuso. Un impulso de impotencia recorrió todo mi cuerpo.
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-¿Qué haces tú con eso?
-Dani me dijo que te lo diese.
-Pero si tienes los dos...
-Me dijo que si algún día visitabas Francia, que no te olvidases de visitarle para entregarle el colgante.
-Osea, que insinua que si alguna vez voy a Francia le voy a tener que visitar.
-Ajá. - Dijo Adri.
Valla... Parecía que Dani tenia todo pensado y planeado. Sabia que terminaría llendo, y sabía que no me iba a despedir de él.
-Esto.. Adri... ¿nos podemos ir ya? La verdad, no me apetece mucho mas que acostarme y cagarme en mi vida. No me apetece vivir joder. No me apetece nada...
-No seas tonta... Si le quieres, luchar por él. No pierdes nada.
-Vale, pero ¿Y que gano? ¿De que me sirve luchar? Está a miles de kilómetros. Se ha ido.
-Si te ha dado el collar es por que sabe perfectamente que irás a por él. Irás a devolverselo.
-Bueno, venga. Vámonos.
-Sí, mejor.
Adri rodeó mi cuello con un brazo. Me abrazó fuertemente y me dijo que no me preocupase por nada. En aquel momento, era mi principal apollo y el que se preocupaba por mi al cien por cien.
Me llevó a mi casa. Y como siempre, entré. Subí las escaleras, como si me hubieran metido una dosis de fracaso en mi cuerpo. Cómo si tubiera la sensación de que de nada sirve luchar. Como si nada importase. Como si solo tubiera ganas de estar junto a Dani. Pero ya, el lamentarme, no serviría de nada. Acaban de pasar excasamente 90 minutos desde que cogió su destino, y no sé que coño pinto en este mundo.
Pasará mucho tiempo hasta que yo pueda recuperarme de esta herida fatal.
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