sábado, 25 de junio de 2011

Capitulo 26.


Capitulo 26.
Ha pasado ya un tiempo desde que Dani cogió ese avión. Si os soy sincera, no he logrado rehacer mi vida, y dudo que sin su presencia lo consiga. Pero he aprendido que la vida son dos días, y que tengo que disfratarla al máximo, con o sin él.
No he conocido a nadie en especial, y todo sigue tan igual como siempre. Bueno, la única cosa que de verdad está echa y derecha en esta historia: Adri y Vane. Siguen juntos y Vane cada día está más gordita. Tiene una tripa bastante grande. Ya está de cuatro meses y hoy tiene la ecografía en la que le dicen que será el bebé, y me ha dicho que la acompañase, ya que Adri está trabajando. Si, increible pero cierto. Aquel cabeza loca que solo iba a cuestas con su moto por la vida, está trabajando. No de gran cosa, en un supermercado, pero algo es algo. Dicen que cuándo nazca su hijo se irán a vivir juntos, porque Vane acaba de cumplir hace 1 mes los 18 y bueno, se supone que ella ya puede hacer con su vida lo que crea que debe hacer.
Ami me quedan unos días para tenerlos. Y me iré a estudiar fuera de mi ciudad. Parece que me trae muy mala suerte. Ya que en este último año, mi vida a cambiado radicalmente, no importaria que cambiase algo más. Ya no estaré con el mayor apoyo que tenía, porque como es normal, ella estará pendiente de su hija, lejos. Y Dani que era por lo único que en ese caso lograría quedarme aquí, está a miles de kilómetros desde hace un tiempo. Y bueno, hablando y hablando, hablemos de Samu. ¿Que qué es de él? Aún no acepta aquellas últimas palabras que le dije "Dani es tu hermano..." Creo que fuí demasiado brusca para lo delicado
que es ese tema. Pero, desde entonces, él no me ha dirigido la palabra. Pero prefiero que sea así. Sé que Samu me ha echo feliz mientras ha durado esta relación, pero si las cosas han pasado asi, es porque así tenian que pasar.
Después de todo esto contado, vamos al presente:
Como bien he dicho, tenia que acompañar a Vane ha hacerse la ecografía para saber el sexo de su hijo. Me puse un conjunto normal. Era octubre.
Bajé las escaleras y fuí al perchero, dónde estaba mi bolso. Lo cojí y me lo puse en un hombro.
-Hija. - Mi madre.
-Dime
-¿Dónde vas?
-Me voy con Vane, al médico.
-Ah... ya... Y... ¿cuándo piensas pasar un día con nosotros?
-Mamá, me paso las tardes enteras encerrada en mi habitación y vosotros de aquí para allá. Es increible.
-Hija, has cambiado muchísimo, parece mentira que seas mi niña. Mi Nora que era encantadora.
-Mamá, las cosas cambian. Y las personas también. Si tanto me quieres, deberias de haber respetado mis gustos y mis sentimientos desde un primer momento. Ahora mismo esto, todo esto, nunca hubiera pasado. Ni yo estaria con el autoestima por los suelos, ni el chico al que quiero en otro país. Ni hubiera sabido ninguna verdad, ni nada. Volvería hacia atrás, sí. Pero para disfrutar mucho más de lo que lo hice con Dani.
Le quiero mamá, aún llevando cuatro meses fuera de aquí, no le e conseguido olvidar, y dudo que lo haga.
Pero si quieres, siguete preguntando, porque me comporto asi contigo y con el mundo.
-Acto seguido, abrí la puerta mientras la miraba a los ojos. La cerré. Me apoyé en la puerta y me resbalé hasta poner de concluyas en el suelo. Me masajeé la sien hasta que me tranquilicé. Conseguido, me levanté y me dispuse a ir a buscar a Vane. Ella estaba esperando en la puerta de su casa.
-Hola cari. - Me dijo. Le dí dos besos y ella me abrazó.
-Hola loca. - Dije con una sonrísa pícara en la cara. - ¿Nerviosa?
-Un poco... jamás pensé que iba a experimentar este momento, y mucho menos con 18 años...
-Bueno, en la vida todo son experiencias. Desde luego, la tuya es una gran experiencia.
-Desde luego. - Dijo. Fuímos a coger el autobús que nos llevaba al hospital de esta zona. Llegamos allí y Vane estaba muy nerviosa. Parecía como si un escalofrío se hubiera adueñado de su cuerpo. Estaba tiritando, y todavía no hacia mucho frío.
-Vamos Vane, tranquilízate. Vamos para adentro.
-Sí, mejor.
Pasamos a la sección de maternidad. Fue sentarnos y el doctor pronunciar su nombre. Pasamos las dos dentro. Era una sala bastante pequeña dónde solo cogían dos personas y con un único aparato. Era un doctor el que estaba atendiendo a mi querida amiga. Un doctor bastante atractivo. Rubio con los ojos azules. De unos veinti pico años. Delgado, alto y con buena presencia.
-Um.. bueno... vemos que está en perfecto estado. -Vane me miró. Tenía agarrada mi mano.- Y por lo poco que se deja ver, tiene pinta de ser una niña. - Continuó el doctor. Vane me apretó con mas fuerza la mano, y sonrio.
-Muchas gracias doctor. - Se animó a decirle Vane.
-No me las de señorita, es mi trabajo. Bueno, ya hemos terminado. Mientras que usted se viste, puede venir su compañera para rellenarme estos papeles.
-Eh, claro. Voy. - Dije. Me pasó a una especie de despacho. Buscó unos papeles y me los dió.
-Au! - Grité.
-¿Qué la ocurre? - Dijo alarmado el doctor.
-Creo que me he cortado con el papel. - Tenía una raja en la mano.
-Esto... lo siento... si quiere la curo...
-No, no importa. No es gran cosa. Una simple rajita.
-Oh, por favor, permitame curarselo.
-Pero de verdad, no tiene gran importancia.
-Enserio. Ven. - Dijo sacando un royo de gasas y poniendole encima un líquido. Sería desinfectante.
Mientras me curaba, me miraba. Esa sensación volvió a recorrerme el cuerpo. Esa sensacion de no importarte dónde ni con quien estás. Nora, están llamando a tu puerta. ¿Abres?
Pincha aquí para ver esta foto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario