domingo, 5 de junio de 2011

Capitulo 4


Capitulo 4 :
Subí a mi cuarto con la carta en la mano, cada escalón que avanzaba, los nervios crecían.
Por fin entré, me senté corriendo en la cama, al estilo indio, y abrí la carta. Miré primero al techo, sin saber por qué y luego miré a la carta.
-Venga hombre, ¿tanto para esto? - Me dije. Simplemente había una tarjeta que ponia "Si quieres saber quien soy, estate a las 9 en el parque mas cercano a tu manzana. Att, Cuatro. - ¿Cuatro? Me dije yo. -¿Cuatro de qué? Yo que sepa no conozco a nadie que se llame Cuatro... ni que le llamen así por ninguna razón...
Después de eso, comí y pasé la tarde tumbada en la cama de mi habitación con el pañuelo que me habia regalado Dani entre las manos.
-Hija, ¿De quién es ese pañuelo? - Invadió mi madre mi habitación en un segundo, o en varios, pero yo no me había dado cuenta, porque estaba en mi mundo.
-¿Eh? Pues es... es de Vane.. que me lo ha regalado.
-Bonito gusto tiene.
-¿Si? Ami también me gusta mucho...
-Bueno hija, nosotros nos vamos que esta noche hemos quedado con unos amigos. Ya sabes, si tienes miedo o algo de ese tipo, vete a casa de tu tia, que son 4 casas más abajo que nosotros.
-Mamá ¿bromeas? Yo no me voy a ir a casa de la tía Salomé. Además, ya soy mayorcita, dentro de un tiempo ya cumplo los 18.
-Hay cariño, como pasa el tiempo.
-Sí mamá, tienes razón. Bueno, vosotros iros y pasarlo estupendamente. Yo me quedaré aquí viendo alguna peli, o sino llamaré a Vane para entretenerme un rato.
-De acuerdo hijita. Te quiero.
Eran las 8 de la tarde, me empecé a preparar. Primero empecé con el pelo. Me lo alisé como de costumbre. Después me maquillé. No mucho, porque no me gusta que parezca que me echo cien kilos de maquillaje. Simplemente me pinté un poco la raya, y el rimel. Un poco de colorete y gloss.
De ropa me puse unos shorts blancos y una camisa de color azul eléctrico, con escote de palabra de honor y con los botones de color blanco. Y manoletinas blancas.
Ya eran las 9 menos 10 y me bajé al parque de mi manzana. Allí solo habia un par de cacharros abandonados, nada mas. De repente, me taparon los ojos con una venda.
-¿Sabes quién soy? - Me dijo el desconocido por detrás.
-Ni idea.- Dije yo.
-Está bien, te daré una pista. - Me dijo en voz alta, y mientras se fue acercando mas y mas a mi oído. - Me querrás. - Me quedé callada hasta que conseguí comprender lo que dijo.
-¿La pista es que te querré?
-Si- Me dijo.
-Sé quien eres - Dije dándome la vuelta y quitandome la venda.
Era Dani. Me quedé mirandole fijamente a los ojos. Él era mas alto que yo, entonces mi mirada iba hacia arriba.
-¿No eras "Cuatro"?
-Sí, Cuatro es el número de la D en el abecedario.
-¿Y porqué has puesto eso?
-Para que no supieras que era yo, sino sabía que no ibas a venir.
-Que tonteria.
-Pero has venido.
-Por no quedar mal...
-Por cierto, ahora, ¿me crees cuándo te digo que me querrás? - Dijo él.
No! No queria, no queria enamorarme de él, no queria besarle, no queria sentir sus besos, dije que no me iba a volver a enamorar, y no lo haré. Pero demasiado tarde, ya me estaba besando.
-¿Eres tonto? - Después de esa frase le solté una bofetada. - ¿Quién te ha dicho que podías besarme?
-Creo que lo decian tus ojos - Dijo tocandose en la mejilla que le había dado la bofetada. - Por cierto me has echo daño.
-Pues te aguantas, para que aprendas a respetar a las señoritas.
-Pero si sabes que te ha gustado.
-¿Qué me ha gustado? Eso no es saber besar, hombre.
-Claro, por que tu no sabes.
-¿Qué yo no sé? Estoy segura que te enseño yo mejor a ti que tu ami.
-Eso entonces hay que verlo.
-¿Quieres verlo?
-Por supuesto.
Me arrimé a él, y acto seguido, le cojí de la cara, y le besé. No sé aún porque, pero soy muy cabezota, y veía que ami no me pisoteaba nadie.
-Mmm... besas bien, si señor. - Dijo relamiendose los labios. - Por cierto, gloss ¿de frutas?
-Gracias. - Me di media vuelta - Y por cierto, es de fresa - me giré para decirle eso, y seguí mi camino, bueno, intentaba. Dani me cojió de la mano.
-¿A donde te crees que vas?
-A mi casa. Creo que aquí he echo todo lo que tenía que hacer.
-No, no todo. - Él me miró, sonrió y me besó. Yo no podía hacer nada en contra de que me besase, ya que yo también queria que él me perfumara con sus besos. - Ahora sí creo que has terminado todo lo que tenias que hacer.
-Chao - Le dije yo.
-Espera - De nuevo me cojió la mano, sacó un boli, y me apuntó su número de teléfono. Después, guardó el boli, y me besó la mano y añadió - llamame cuándo me quieras.
Yo me quedé boquiabierta, sin saber que decir. Me embobó la forma que tenia de enamorar a la gente... Pero en mi no lo habia conseguido. O al menos de momento.
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